Miles de trabajadores en Italia salieron a las calles y manifestaron en la Piazza del Popolo en Roma contra el conflicto militar entre Rusia y Ucrania que ha aumentado la crisis económica del país y amenaza convertirse en una guerra nuclear.
Los pronósticos alarmantes advierten que los costos energéticos de las empresas italianas aumentarán 110.000 millones de euros en promedio durante este año 2022 en comparación con los valores previos a la pandemia.
De hecho, hace unos días se han dado a conocer los últimos datos del centro de estudios Confindustria, la asociación de empresas italianas en donde ponen de manifiesto que «la crisis energética paraliza las perspectivas de crecimiento”, en donde se estima que el PBI en 2022 crecerá un 3,4% pero el próximo año, el 2023 el crecimiento será nulo: «Italia cae en la recesión y el estancamiento con una inflación récord”, afirma Confindustria,
El embate de la guerra y el consiguiente shock energético alarman a las empresas y al mundo del trabajo que no pueden seguir produciendo a causa de los altos costos de la energía y del gas. Ante esta situación, el sindicato CGIL, el más fuerte del país, se movilizó por las calles de Roma para pedir con urgencia poner fin al conflicto bélico que amenaza conducir al fin de la humanidad.
En definitiva, la guerra en las puertas de Europa y sus consecuencias alarman cada vez más al mundo empresarial y del trabajo. Superar esta crisis geopolítica, económica y social, es el desafío más grande desde la Segunda Guerra Mundial no sólo para una Europa fuertemente dividida en su interior, sino también para el nuevo gobierno italiano de ultra derecha de Giorgia Meloni que asumirá en las próximas semanas.